viernes, 21 de diciembre de 2007

lunes, 17 de diciembre de 2007

domingo, 16 de diciembre de 2007


Todo volverá a ser grande y magnífico.
La tierra sobria, y las aguas onduladas,
los árboles gigantes, los muros muy pequeños;
y en los valles, un pueblo fuerte y múltiple
de pastores y labriegos.

Y no habrá iglesias que encierren a Dios
como a un prófugo, para luego plañerlo
como a un animal preso y herido;
las casas se abrirán a quien pida refugio,
y habrá un sentir de ilimitada ofrenda
en todo quehacer y en ti y en mi.

Ya nadie mirará más allá ni aguardará otra vida,
tan sólo anhelarán no profanar la muerte
y vivirán con entrega la vida terrena
para no ser nuevos cuando vayan a parar a sus manos.
Rainer María Rilke

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Citizen Kane




ROSEBUD...Rosebud

Así empieza y acaba Citizen kane, palabra cuyo significado se pierde entre toda la simbología que Orson Welles nos trae en su interpretación de Mr. Kane.

Aquí tenemos un trailer, completamente innovador y original como cada secuencia y plano de Citizen Kane. escrito y dirigido por un joven Orson Welles recién salido de sus inacabados estudios artísticos, con un elenco nunca visto en la gran pantalla así como un equipo de trabajo novato en lo general, con un estudio Holliwoodiano rendido a sus pies, consiguió crear una de las obras más importantes de la historia del cine, cambiando por completo estructura, edición e innovando sobre todo el lenguaje cinematográfico de un modo que resuena hasta hoy.

lunes, 3 de diciembre de 2007

jueves, 29 de noviembre de 2007

Terrence Malick... Badlands



Título original: Badlands
Dirección y guión: Terrence Malick.
Producción: 1973, EE.UU. Terrence Malick.
Fotografía: Tak Fujimoto, Stevan Larner y Brian Probyn.
Música: Gunild Keetman, James Taylor y George Aliceson Typton.
Montaje: Robert Estrin.
Reparto: Martin Sheen, Sissy Spacek, Warren Oates, Ramón Bieri, Alan Vint, Gary Littlejohn.

Por Marcos Vieytes

Tengo la impresión de que los directores norteamericanos de las últimas tres décadas con deseos de instaurar un lenguaje fílmico propio —aún en base al alfabeto madre de los géneros— deben exiliarse, a la vez, de dos patrias distintas pero parecidas: los Estados Unidos con su endogamia imperialista, y Hollywood con su conservadurismo financiero.

Las películas extrañadas de Terrence Malick, así como algunas de John Sayles —Lone Star (1996), Hombres armados (Men with guns. 1997) y Limbo (1999) entre otras— logran tal cosa modificando la duración de los planos y situándose a una distancia lo suficientemente objetiva de sus protagonistas como para evitar la demagogia de las convenciones del cine mainstream, pero que no es tanta como para impedirnos sentir empatía hacia los personajes que escogen acompañar.

Así como las imágenes pueden ser estrechamente domésticas o abiertas y cosmopolitas, también pueden estar domesticadas por convencionalismos visuales al uso, darnos la impresión de que fluyen en un estado más o menos natural —adánico pero no violento— o ser francamente salvajes. Las de Malas tierras y las de todas las películas de Malick —sólo tres en treinta y dos años de carrera— tienen la virtud singular de ser, a la vez, cosmopolitas y naturales —nunca naturalistas—; vale decir que universales aunque no enfoquen, como sucede en este caso, más que los caminos y desiertos de Dakota, y racionales por mucho que transgredan el tempo narrativo del cine norteamericano genérico, tanto como advierten sobre la trágica pobreza de los límites humanos en el marco de lo que hemos dado en llamar civilización.

Si esta última es el resultado de una batalla continua entre el hombre y la naturaleza, la conducta de este muchacho peinado a lo James Dean, que mata al padre de su novia cuando éste lo desprecia y se marcha a vivir con ella a dónde sea, intenta ser la reconquista del paraíso original y de su inocente —¿ingenuo?— sentido de la libertad. La filmografía de Malick abunda en planos detalle de plantas, insectos, cielos o montañas que ven pasar impávidos a sus protagonistas rumbo a la muerte, esa presencia disonante que nos recuerda la imposibilidad de reconstruir el universo adánico. Por eso creo que no habría director más adecuado que él para filmar una película sobre el génesis bíblico: ese estado de la humanidad anterior a la caída y la pérdida del paraíso.

Kit (Martín Sheen) es un Adán sin padre ni madre que se planta en ese espacio cenital que es el presente con todo el vigor irreflexivo y la vulnerabilidad de su juventud. Holly (Sissy Spacek) es una Eva huérfana que acepta ser la testigo de los crímenes naturales de ese muchacho diez años mayor que ella al que acompaña porque es el primero «en amarla tal como es». Malick escoge narrar la película desde su punto de vista, con una voz en off tan expresiva como la de los personajes de La delgada línea roja (The thin red line, 2002), pero menos grave. Si aquella simulaba el fluir de la conciencia de unos hombres agotados y angustiados por la guerra, la de Holly nos hace pensar en la lectura del diario de una adolescente despierta que ve pasar el paisaje a través de la ventanilla de un auto como si de un sueño —con mucho de translúcida pesadilla— se tratara.

Hay dos frases del guión que definen sin necesidad de mayores comentarios las sensaciones que la película genera: «hay demasiada belleza en el mundo» y «tuve la impresión de una absoluta soledad». Si es cierto que la belleza es frecuente —y tanto que duele— no es demasiado frecuente hallar directores que la evidencien sin codificarla. El valor expresivo de los cielos de esta película dista tanto de la superficialidad de postal como de la profundidad de campo de los del Western clásico. Si en aquel eran un espejo del futuro virgen y accesible a la conquista del hombre, en esta road movie tan lírica como desencantada no hacen más que tentar con su color, y a la vez aplastar de silencio la fuga de esta pareja impar.

En una sociedad que debe gran parte de su éxito económico a la rígida estructura disciplinaria heredada del puritanismo y en la que sus más famosos metafísicos parecen ser los asesinos en serie, es notable el piadoso retrato que pinta Malick de los pocos representantes de la Ley que aparecen. Para esos funcionarios que se limitan a cumplir con su deber —las más de las veces sin entenderlo, o conscientes de que hacerlo es un mal necesario para que todo siga marchando más o menos igual— la captura de Kit y su trato con esta repentina celebridad es lo más cerca de la fama —con el engañoso sabor a libertad y poder que esta conlleva— que podrán estar en toda su vida. Pero con el vuelo final de Kit y Holly a través las nubes, Malick les concede —a ellos y también a sus captores— un cielo tan precario como eterno: al fin y al cabo, el único que podían conseguir.



Tren de sombras Núm. 4. Otoño de 2005.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Radiohead How To Disappear Completely

THE KINKS LOLA

Entrevista Francis Ford Coppola by Charlie Rose

Por favor echen un ojo a esta gran entrevista realizada a principios de los noventa a Francis Ford Coppola en la que poco a poco se va desvelando como artista y persona, el presente y futuro del cine, su carrera, intenciones, familia.
Una persona que ha sido criticada por todo el mundo como pocos artistas, tachado de loco y un sin fin de criticas a su trabajo y personalidad, al mismo tiempo ha sido y es alabado por todos. Nos ha dejado joyas como Apocalipsis Now y el Padrino, pero su carrera en conjunto es tan interesante como cualquiera de sus Obras Primas Ha sabido descubrir y dirigir a actores de una forma única, integro con su particular visión de las cosas hasta el punto de sacrificarlo todo. Nos muestra aquí su faceta más frágil.

http://www.youtube.com/watch?v=oSewZkka6L0